Neuroeducación

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Aprendemos porque nuestro cerebro cambia y nuestro cerebro cambia porque aprendemos.

La Neuroeducación constituye una nueva disciplina que tiene como objetivo optimizar los procesos de enseñanza y aprendizaje basándose en los conocimientos que tenemos sobre el funcionamiento del cerebro humano.

Este enfoque transdisciplinar en el que confluyen investigaciones realizadas en neurociencia, psicología y pedagogía surgió como consecuencia del desarrollo de las nuevas tecnologías de visualización cerebral, especialmente las no invasivas, como la resonancia magnética funcional, desarrolladas a partir de los años noventa.

La Neuroeducación puede ayudar no sólo a mejorar los procesos de aprendizaje y enseñanza, sino también a detectar los déficits y trastornos, a poner en marcha estrategias, materiales y recursos para minimizar sus consecuencias o paliarlas, así como conocer, comprender y atender mejor la diversidad que nos encontramos en las aulas cada día.

Y esto es así porque conocer el funcionamiento del cerebro nos hace descubrir la individualidad de cada persona a lo largo de su ciclo vital.

A nosotros, como orientadores, nos supone un reto y una exigencia subirnos a este tren porque es una tendencia que se va a mantener y debemos formarnos para tener un criterio sólido y profesional que guíe nuestra labor. Es en este sentido que lo primero que debemos de hacer es analizar qué evidencias hay sobre el aprendizaje, contrastadas científicamente, para desterrar los neuromitos que se han generado por las interpretaciones erróneas o parciales de la investigación en neurociencia, y que se han instaurado en el mundo de la educación. Y después, con prudencia y una actitud crítica, potenciar prácticas que mejoren el rendimiento cerebral.

EVIDENCIAS

Aunque no son las únicas, destacamos las siguientes por su importancia en la educación. La Neurociencia es clara en cuanto a los siguientes hechos:

  • EL CEREBRO SE DESARROLLA Y CONSTRUYE DURANTE TODO NUESTRO CICLO VITAL, PERO DE FORMA ASINCRÓNICA, tiene tiempos diferentes. Hay momentos determinados en los que se producen reorganizaciones del “cableado” para mejorar la rapidez y eficacia de las sinapsis nerviosas. Durante los primeros años de infancia se produce una proliferación de neuronas y un aumento del volumen del cerebro, todo ello gracias a la acción combinada de la estimulación del medio ambiente y los programas genéticos que ponen en marcha estos procesos. Durante la pubertad y la adolescencia el cerebro sufre profundos cambios, y una de las zonas fundamentales del cerebro, la corteza prefrontal, no termina de madurar hasta pasados los veinte años
  • COGNICIÓN Y EMOCIÓN SON INSEPARABLES: Sufrir  estrés y  ansiedad de manera continuada produce daños en el cerebro que afectan al aprendizaje, a la memoria y a la conducta. Las emociones también son fenómenos cognitivos y condicionan todas nuestras decisiones y comportamientos. Es más, toda percepción sensorial antes de ser interpretada pasa por el filtro de la emoción
  • LOS NIÑOS PEQUEÑOS APRENDEN EN CONTACTO CON EL MUNDO, no con ideas: con percepciones, emociones, sensaciones y movimiento obtenidos del mundo sensorial, y a su vez, reaccionando con el mundo, actuando en él.
  • EL COLEGIO TIENE EFECTOS NEUROCOGNITIVOS EN EL NIÑO: la escolarización produce cambios específicos en estructuras de la corteza cerebral, beneficios que no aportan las enseñanzas particulares o a distancia.
  • APRENDER A LEER CAMBIA EL CEREBRO: es una actividad que pone en marcha gran cantidad de circuitos cerebrales e intervienen muchas funciones cognitivas; sin embargo, no es un proceso natural, es una habilidad que necesitamos aprender y su aprendizaje puede ser complicado
  • Existen unas VENTANAS TEMPORALES O PERIODOS SENSIBLES en los cuales el cerebro está más dispuesto a recibir un tipo de información u otra. Entre ellas destacan la ventana visual y la del lenguaje; es importante conocer estos tiempos, lo que no quiere decir que no se pueda actuar después, puesto que se ha evidenciado la plasticidad del cerebro a lo largo de nuestra vida
  • DURANTE LA INFANCIA SON FUNDAMENTALES LA IMITACIÓN Y EL JUEGO. La imitación acelera y multiplica las oportunidades de aprender. El juego es un mecanismo que aúna curiosidad, atención, repetición, emoción, recompensa y placer; todos y cada uno de los ingredientes necesarios para un buen aprendizaje
  • LA ATENCIÓN Y LA MEMORIA SON INDISPENSABLES PARA EL APRENDIZAJE pero hay que saber que no son constructos únicos, hay diferentes tipos, son muy influenciables por las emociones, y se pueden entrenar y mejorar. También es importante conocer los tiempos atencionales, los cronotipos que regulan la actividad cerebral y sus consecuencias, sobre todo en la adolescencia
  • Las funciones cognitivas más complejas, también llamadas funciones ejecutivas, residen en la corteza prefrontal y tienen un pico de desarrollo desde los tres hasta los seis u ocho años. Sin embargo, esta área cerebral es la última en madurar

NEUROMITOS

 Los definimos como las creencias erróneas o malas interpretaciones que se han generado de los descubrimientos neurocientíficos y que están fuertemente arraigados, muchos de ellos en el terreno educativo, debido a la moda actual de todo lo que suene o comience con neuro.

Hemos recopilado algunos de los más frecuentes e importantes por su incidencia en el ámbito educativo y que están documentados y comprobados mediante diferentes investigaciones.

Neuromitos vs Neurociencia 1/4
Neuromitos vs Neurociencia 2/4
Neuromitos vs Neurociencia 3/4
Neuromitos vs Neurociencia 4/4

IMPLICACIONES EDUCATIVAS  

Existen evidencias empíricas de algunas estrategias fundamentales basadas en el funcionamiento del cerebro. Entre ellas, podemos destacar las siguientes, ya sea como metodologías o como principios que guíen nuestra acción educativa:

  • TENER EN CUENTA LA DIVERSIDAD DEL ALUMNADO Y SER FLEXIBLES EN LOS PROCESOS DE EVALUACIÓN porque cada cerebro es único y particular, y es importante conocer los mecanismos de compensación en el caso de trastornos de aprendizaje
  • IMPORTANCIA DE LAS EMOCIONES: La Neurociencia ha demostrado que las emociones mantienen la curiosidad, nos sirven para comunicarnos y son imprescindibles en los procesos de razonamiento y toma de decisiones, es decir, los procesos emocionales y los cognitivos son inseparables. Además, las emociones positivas facilitan la memoria y el aprendizaje
  • LA NOVEDAD ALIMENTA LA ATENCIÓN: la curiosidad  activa las emociones que alimentan la atención y facilitan el aprendizaje.
  • EL EJERCICIO FÍSICO MEJORA EL APRENDIZAJE: promueve la neuroplasticidad y la neurogénesis en el hipocampo, facilitando la memoria de largo plazo y un aprendizaje más eficiente. No sólo aporta oxígeno al cerebro optimizando su funcionamiento, sino que genera una respuesta de los neurotransmisores noradrenalina y dopamina que intervienen en los procesos atencionales. 
  • LA PRÁCTICA PERMITE PROGRESAR: La automatización de los procesos mentales hace que se consuma poco espacio de la memoria de trabajo (asociada a la corteza prefrontal, sede de las funciones ejecutivas) y sabemos que los alumnos que tienen más espacio en la memoria de trabajo están más dotados para reflexionar
  • IMPORTANCIA DEL JUEGO: El juego constituye una necesidad para el aprendizaje que no está restringida a ninguna edad, mejora la autoestima, desarrolla la creatividad, aporta bienestar y facilita la socialización. La integración del componente lúdico en la escuela resulta imprescindible porque estimula la curiosidad y esa motivación facilita el aprendizaje.
  • EL ARTE MEJORA EL CEREBRO: las actividades artísticas (que involucran a diferentes regiones cerebrales) promueven el desarrollo de procesos cognitivos. Música, teatro o baile desarrollan habilidades cognitivas y socioemocionales como la empatía y son beneficiosos para la memoria semántica. Por ejemplo, al hablar en público se genera noradrenalina, una sustancia que se sabe que interviene en los procesos relacionados con la atención, la memoria de trabajo o  el autocontrol.
  • SOMOS SERES SOCIALES: Cuando se colabora se libera más dopamina y sabemos que este neurotransmisor facilita la transmisión de información entre el sistema límbico y el lóbulo frontal, favoreciendo la memoria a largo plazo y reduciendo la ansiedad. Como el desarrollo del lóbulo frontal depende de la interacción social, el proceso educativo resulta clave en la maduración del individuo.

Como educadores, no podemos dar la espalda a estas y otras evidencias que llegarán y que nos harán cuestionarnos nuestra labor. Sin duda, es un reto apasionante, pero es necesario rigor y formación. Tan solo unas pinceladas ya nos sugieren que las metodologías activas y de tipo colaborativo resultan indispensables y favorecen un buen funcionamiento cognitivo. Y que en las primeras etapas debemos utilizar el juego, la curiosidad y la activación sensorial del alumno, la manipulación y la acción sobre el entorno. Y nuestros adolescentes necesitan encontrar un sentido a todo aquello que aprenden, desarrollar la empatía y conocer su cerebro, porque eso es conocerse a ellos mismos.

Debemos asumir que la educación no se restringe al entorno escolar, y los docentes hemos de preparar a los futuros ciudadanos para un mundo cambiante. Tenemos que erradicar la enseñanza centrada en la transmisión de una serie de conceptos abstractos y descontextualizados que no tienen ninguna aplicación práctica.

Nuestros alumnos han de APRENDER A APRENDER y la escuela ha de facilitar la adquisición de una serie de habilidades útiles que permitan resolver los problemas que nos plantee la vida cotidiana: UN APRENDIZAJE PARA LA VIDA.

“Solo la idea (y la responsabilidad) puesta en la cabeza del maestro, de que lo que enseña tiene la capacidad de cambiar los cerebros de los niños en su física y su química, su anatomía y su fisiología, haciendo crecer unas sinapsis o eliminando otras y conformando circuitos neuronales cuya función se expresa en la conducta, cambia ya la propia percepción que el maestro tiene de la enseñanza”.

Francisco Mora (2013)

Por último, no quisiéramos olvidarnos de las familias, también abrumadas con un exceso de información sobre éstas y otras cuestiones.

¿QUÉ PODEMOS HACER COMO PADRES PARA FAVORECER  EL DESARROLLO CEREBRAL DE NUESTROS HIJOS?

Cuidar su cerebro y su cuerpo, porque son inseparables y no funcionan el uno sin el otro. Vigilando y educando especialmente el sueño, la alimentación, el ejercicio, las emociones, el juego y el uso de las nuevas tecnologías, aprendiendo a poner límites y fomentando la responsabilidad y la autonomía, favoreciendo su curiosidad e imaginación. Con ello potenciamos sus capacidades cognitivas y su aprendizaje, pues acudirán a la escuela contentos y dispuestos a aprender más, porque el ser humano es una máquina de aprender y de generar conocimiento. 

“Un medio ambiente estable, estimulante y protector construye en el cerebro infantil los pilares sólidos para una enseñanza efectiva.” Francisco Mora (2013)

Francisco Mora (2013)

Bibliografía

Francisco Mora (2013), Neuroeducación. Sólo se puede aprender aquello que se ama, Alianza Editorial

Francisco Mora (2017), Cómo funciona el cerebro, Alianza Editorial

Jesús Guillén (2017), Neuroeducación en el aula. De la teoría a la práctica

José Antonio Marina (2011), El cerebro infantil: la gran oportunidad, Ariel

José Antonio Marina, Neurociencia y Educación, sábado, 01 de diciembre del 2012 (Revista del Consejo Escolar del Estado)

Portellano (2005), Cómo desarrollar la inteligencia. Entrenamiento neuropsicológico de la Atención y las Funciones Ejecutivas, Editorial Somos psicología



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